Inicio Actualidad “Lo que más me interesa es seguir enseñando”

“Lo que más me interesa es seguir enseñando”

524

“La verdad es que disfruto muchísimo mi jubilación, pero extrañaba seguir enseñando y eso es lo que me llevó a empezar con los videos”, nos explica Patricia Ferrari, maestra de escuela, directora y, finalmente, inspectora de la rama primaria que este año accedió a su jubilación, pero lejos de quedarse quieta, le dio rienda suelta a sus dos pasiones, las plantas y la educación.

“Siempre me gustaron las plantas y en el fondo de casa tenía mi huerta y algunos frutales, pero no tenía ganas de puntear y hacer quinta en el suelo hasta que descubrí los bancales y le encontré la vuelta a la cosa”, explica desde sus mini vacaciones en Gral. Belgrano a dónde fueron con Nicolás, su esposo y constructor de la casilla rodante que los ha llevado.

Los bancales son construcciones de madera que permiten trabajar la tierra con mayor comodidad, además que Patricia los ha dotado de un sistema de riego que les posibilita ahorrar tiempo y trabajo.

Al primer bancal, se le sumaron otros y hoy son cerca de diez los que se diseminan por lo que ella llama su “bosque de alimentos”.

“El ‘bosque de alimentos’ es un concepto muy interesante en el que se van incorporando nuevas especies que se complementan y sirven para aprovechar los espacios y hacer que ellas se favorezcan mutuamente, sin competir por el suelo, el agua o la luz”, nos explica para contarnos que ha sumado frutales y últimamente ejemplares de las llamadas “frutas finas”, por lo que los arándanos, las frambuesas y las grosellas comparten la tierra con nogales, nísperos, durazneros y perales.

Entre esos conceptos de los que habla Patricia con tanto entusiasmo hay uno que descubrimos en uno de sus videos (Naturalmente en casa) y que son las milpas, una técnica ancestral de cultivo nacida en la América andina y que consta de la interrelación de diferentes especies para favorecerse mutuamente.

“Es precisamente eso – cuenta la ex docente – Primero sembramos el maíz y luego los porotos que son plantas que necesitan un soporte porque son trepadoras y, en lugar de encañarlas, como se hace habitualmente, utilizan las plantas de maíz para desarrollarse. Pero esos almácigos habría que sacarle los yuyos y para eso se plantan zapallos que son rastreros y no dejan crecer el paso. En un mismo espacio cultivamos tres especies diferentes y que no sólo no compiten, sino que se favorecen entre ellas.

Recorrer los fondos de la casa de la calle Marconi es sorprenderse a cada paso y encontrar plantas de zapallo, o tomates en prolijos almácigos, un invernadero para proteger los plantines en los meses más fríos y un bancal con alcauciles cuyas plantas no conocíamos y que se parecen mucho a un cardo (aunque muchísimo más sabrosos, estimamos).

Pero nos quedamos con las milpa y ese video de Naturalmente en casa que recibimos una tarde y que nos llevó a preguntarnos cómo fue que una docente y quintera (u hortelana) podía transformarse en youtuber.

“Cuando empezó la pandemia – nos dice. Mi mamá vino a vivir a casa y empezamos a grabar videos para entretenernos. Ella cocinaba y yo la filmaba y después lo subía a internet. Fue algo que hicimos varios meses y con muy buena respuesta de la gente, hasta que todo se fue normalizando y los empezamos a abandonar. Este año me jubilé y lo único que sabía era que no me iba a quedar quieta. Tenía mis plantas y mi huerta, pero extrañaba enseñar y se me ocurrió grabar videos de youtube para mostrarle a otros lo que sabía o lo que iba aprendiendo, porque no era cuestión de “guitarrear”, había que asesorarse, preguntar, investigar, buscar información y después recién ahí prender la cámara”, nos explica, aclarando que del uso de la tecnología sabía sólo lo básico que solía utilizar para algún acto escolar, por lo que también tuvo que profundizar en eso.

Y así fue como le fue encontrando la vuelta para armar su propio canal de youtube en el que ya tiene casi cien suscriptores. “Es como si estuviese dándole clases a tres salones, sólo que sin los guardapolvos”, asegura, mientras cuenta que para editar un video de 10 o 12 minutos puede estar ocho horas porque graba muchísimos minutos y después empieza a descartar hasta lograr el producto que desea.

“Si bien no tengo intenciones de monetarizarlo, porque no es el objetivo, quiero que el canal sea lo más prolijo posible, así que empecé a agregarle emojis, hice una portada y un día pensé que podía incorporarle una cortina musical, pero no quería “robarla” de Internet y Nico vio que estaba  complicada con eso y me compuso algo en el piano que hoy es la música que identifica a los videos del canal”, explica y asegura que esas ocho horas que puede llevarle editar uno de los trabajos, lejos de introducirla en algo aburrido, la entusiasma tanto como poner en tierra los plantines de morrones que ella misma produjo desde las semillas en el invernadero.

“Disfruto de lo que hago. Manejo mis tiempos, tengo mis plantas y mi canal que me ha permitido seguir haciendo lo que más amo que es enseñar”, nos cuenta mientras apura el mate en la calurosa tarde de Gral. Belgrano, pero que se disfruta a la sombra en el funcional camping de las termas del Salado.

“Es cuestión de buscarle la vuelta para transmitir lo que otros saben y mis propias experiencias”, nos dijo en un momento de la charla y nos quedamos pensando…

En las cosas simples está el verdadero sabor de la vida. Sólo que muchas veces nos empecinamos en complicarnos sin necesidad alguna.