Muchas veces lo planeado no termina siendo el éxito que merece porque todo está tan estructurado que si no sigue determinados lineamientos se desvanece. Pero cuando las cosas nacen desde la impronta y más por una corazonada que por una homogeneidad puede tener el resultado que uno imaginó o soñó. Y siguiendo con esta última tarea, el taller municipal de Tejido Solidario que se inició el pasado año tiene que ver con eso. Porque no nació siguiendo el paso a paso sino que con el correr de los días logró alcanzar un orden que, poco a poco, comenzó a dar fruto material e intangible.

Sentadas en ronda alrededor de la mesa y cada una concentrada en su pedacito de lana pasan gran parte de la hora Teresa, Stella, Mabel, Fernanda, Alejandrina, María Eugenia, Ana Clara, Susana, Isabel, Adriana, María Ángeles, Gabriela, Estela, Patricia, Pochi y Pocha. Sin embargo, también tienen momentos distendidos donde charlan entre sí con mate de por medio y alguna que otra masita.

La idea fue juntarnos a hacer algo”, cuentan quienes llevan adelante el taller. Y así fue como cada lunes de 15.30 a 17 horas se reúnen para confeccionar las mantas que luego son donadas a Desarrollo Social para que sean entregadas a quienes más lo necesitan. “Empezamos y después nos entusiasmamos tanto que lo seguimos haciendo. Muchas de nosotras continúan en su casa. Pasamos un lindo rato y también ayudamos “, coinciden.

Al principio fue solo traer agujas y lana. Era probar. Pero sin imaginarlo este grupo de madres y abuelas conformó una gran familia que teje y hacen para los demás. “En estos tiempos, la solidaridad, el trabajo en red y los encuentros entre las personas con esos fines son un bálsamo para la sociedad y nos ayudan a hacerle frente al individualismo en el que nos tiene anestesiado el consumismo y el ritmo de vida”, explica Estela Ahamendaburu, directora de Cultura.

Mate va, mate viene, hay momentos de distracción con risas y charlas pero nunca se pierde el objetivo del taller. El año pasado llegaron a donar 12 mantas de una y dos plazas, y para este año ya tienen listas otras tantas. Mientras que hace algunos días hicieron entrega de 16 almohadones y 4 mantas para el Jardín Maternal pero la gran sorpresa se la llevaron el último lunes cuando los propios niños se acercaron a Rivadavia 1 a agradecerles con una gran torta para compartir.

Una de las grandes dificultades de este taller es la lana porque al principio todas llevaron de su casa. Luego una empresa de Merlo (Otranto) les donó tres bolsones llenos de lo que queda muy poco. Por eso, el pedido unánime de todas fue que “necesitamos donación de lana”.

El taller está abierto a quien desee participar estando presente los lunes o aportando su pedacito de manta desde su casa. Aprender, compartir y ayudar son las grandes premisas. Sin embargo, Tejido Solidario para este grupo de mamás y abuelas es un placer y una caricia al alma porque es para los demás.