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La comunidad es parte de la escuela

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De las escuelas rurales, la E.P. N° 9, Juan Bautista Alberdi tiene características propias que la hacen única en el distrito.

En primer lugar, porque pese a estar a más de 20 km. de la planta urbana, no es la de más difícil acceso, toda vez que aún los días de lluvia se puede llegar a ella ya que está sobre pavimento. Eso sí, la distancia se multiplica por tres y hay que pasar por los partidos de Navarro y Luján para hacerlo.

Además, de todas las escuelas rurales es la única que no tiene transporte escolar y eso, lejos de ser tomado como una carencia, se siente como un beneficio, tal como lo explica la propia directora, Ivana Morel. “El año pasado tuvimos una familia que tenía tres chicos y vivía para el lado del Somer.  Ellos no tenían forma de traer a sus hijos a la escuela, por eso iniciamos los trámites para contar con el transporte escolar, pero eso se adjudica a comienzos del ciclo lectivo y para fin de año, se habían mudado, por lo que ya no lo necesitábamos”, explica la directora.

L.V.: Y los chicos, cómo llegan a la escuela? Viven aquí cerca?

I.M.: En lo que sería la “planta urbana” de La Choza (son unas ocho manzanas y los mismos vecinos aseguran que más de la mitad de las propiedades son casas de fin de semana) viven sólo 2 o 3 chicos entre la primaria y el jardín; el resto viene de los campos de los alrededores. La nena que viene más de lejos lo hace desde la ruta 47, casi llegando al partido de Navarro, pero la trae la familia. En realidad todos los chicos pueden venir por sus propios medios, unos en auto, otros en moto o en bicicleta y alguno que están acá cerca, vienen caminando (cortando campo) o a caballo.

Lo que podría ser tomado como una dificultad, se convierte en beneficio porque las familias llegan todos los días a la escuela y tienen una relación más directa con las docentes y con la cooperadora, conformada por los propios papás.

“La cooperadora es una parte muy importante de la escuela y tiene mucha participación. El año pasado hicimos dos bailes en el salón que está frente a la escuela y conseguimos donaciones de comercios de Luján y Navarro que nos ayudaron para que podamos recaudar unos pesos más”, explica la directora que cuenta que en el transcurso de las próximas semanas tienen previsto, como todos los años, hacer una jornada de trabajo para poner en marcha la huerta escolar. “El INTA nos manda las semillas y nos juntamos todos un domingo para poner en marcha la quinta. Vienen muchas familias y todos traen algo para tirar en la parrilla y no sólo sacamos los yuyos y punteamos, sino que se hacen algunos arreglos en la escuela, pintura o lo que haga falta”, explica la directora.

Es martes y la escuela está casi desierta. Los alumnos del ciclo inferior barren y juntan hojas en el parque y sus compañeros del jardín de infantes aprovechan los juegos en su tiempo libre. “El ciclo superior fue a Las Heras a participar del torneo de delegados con la profe de educación física”, nos cuenta Andrea Martínez a cargo de los cursos inferiores de primaria, quien agrega que los suyos están en recreo y aprovechan para trabajar en “los clubes”.

Cuando preguntamos qué es eso, nos dice la docente que es algo que ellos mismos crearon y que los atrapa en todos los recreos. Sobre el tejido que da al campo lindero cada uno de los alumnos del ciclo superior tiene su espacio, una especie de “casita” que ellos llaman club y en el que también juegan los más chicos y los nenes del Jardín. Este martes, los de primer ciclo tienen la responsabilidad de barrer las hojas que caen de los álamos para dejar el club bien limpio para el día siguiente, cuando vuelvan los que fueron a Las Heras.

Se nota que hay integración entre los grupos y Andrea lo ratifica explicando que inclusive dentro del mismo curso se ayudan unos a otros. “Yo tengo secretarios – cuenta – que van rotando y que les explican a los más chicos cómo ir haciendo la tarea, dónde bajar de renglón, cómo aprovechar mejor el cuaderno, cosas simples, pero que a ellos también les sirve para ir afirmando conocimientos”.

Ivana, la directora, manifiesta que pese a las distancias y a las carencias de tecnología (la Escuela N° 9 tampoco tiene internet, pero en este caso es porque los equipos estaban instalados en la vieja cooperativa láctea -La Criolla-, pero el año pasado les cortaron la luz y se quedaron sin servicio), al tener una enseñanza casi personalizada y con el apoyo de las familias los egresados se desenvuelven perfectamente cuando van a secundaria y cuenta el caso de un alumno que salió de sexto el año pasado y empezó a ir a El Tejado (un colegio agrario ubicada en el cruce de las rutas 6 y 24). Hace algunos días la familia llevó el boletín para que lo vean en la escuela y sus notas eran excelentes. “El trabajo que se hace acá puede ser muy útil, pero también se nota el empeño de la familia”, asegura la directora.

Algo más de 20 alumnos concurren a la escuela de La Choza – entre primaria y jardín – y por más que la zona no está ajena a las dificultades de matrícula que tienen todas las escuelas rurales, aquí se debe destacar el acompañamiento de la comunidad, fundamental para que las instituciones educativas cumplan con su función de manera satisfactoria.

Escuela N° 9 Juan Bautista Alberdi

El 15 de mayo de 1937 fue creada esta escuela que tuvo como su primera directora a nuestra querida Nelly Carllinni de Buzzi en el que fue su primer cargo de una exitosa carrera docente que hoy recuerda con gran cariño.

La escuela funcionaba en un local que le alquilaban a la familia Insaugarat. Fue precisamente Daniel Insaugarat quien donara los terrenos en los que se construyó el nuevo edificio, inaugurado en 1952. El 8 de junio de 1945 había sido bautizada con su nombre actual.

Directora: Ivana Morel Chevillet

Docente: Andrea Martínez

Plástica: Eduarda Bruch

Educación Física: Adrián Cetera – suplencia Nelly Surita

Inglés: Noelí  Lavín

Auxiliares: Stella Usandivare y Marcela Peola

JIRIMM: Fernanda Romero