DESPIÉRTATE NENA
Julio 2020
Consejeriadegenerolh@gmail.com
Este mes en “Despiértate Nena” quisiéramos escribirles sobre eso que se hace llamar… regla, ciclo, período, indisposición, Andrés…
¿Qué es el ciclo menstrual? ¿Qué nos sucede durante el mismo?
Los ciclos menstruales no son todos iguales. Pueden durar entre 21 y 35 días. Comenzamos a contar desde el primer día que baja la menstruación hasta un día antes que empiece la siguiente. Es decir, el día uno del ciclo es el que empieza el sangrado menstrual. Cuando el número de días del ciclo se repite siempre igual, se dice que una persona tiene ciclos regulares o el famoso “soy regular”. Sin embargo, este proceso es muy sensible y puede variar a causa del estrés, las preocupaciones, cambios en la alimentación u otros factores personales. Hablamos de ciclo porque es el período que transcurre entre una menstruación y la siguiente. El recorrido no se detiene, termina y comienza una vez tras otra.
Los niveles de hormonas sexuales, que son muy bajos durante la infancia, se incrementan durante los años fértiles (entre los 12 y 50 años aproximadamente) y bajan nuevamente durante la menopausia. Estas hormonas se llaman estrógenos y progesterona. ¿Las escuchaste nombrar? Decir que estamos ovulando, significa que transitamos en momento en el que se libera un óvulo, que ha madurado en uno de los ovarios, a través de las trompas uterinas. Esto sucede a mediados del ciclo, aproximadamente en el día 14 (aunque éste es variable); y es el momento en que hay mayores posibilidades de que se produzca un embarazo. Esta fase representa un momento de explosión creativa para la persona menstruante en diversos aspectos. El útero, que está compuesto por tejidos musculares, también cambia durante el proceso. Su pared interna, el endometrio, se ensancha preparándose ante la posibilidad de recibir un óvulo fecundado. En el caso de que este no se encuentrecon un espermatozoide, como sucede en la mayor parte de nuestros ciclos, la pared del endometrio se elimina a través de la vagina, produciéndose la menstruación.
¿Pero qué significa socialmente la menstruación?
La menstruación ha sido por años un tema tabú en nuestra sociedad. Se lo relaciona con la suciedad, el asco, con algo que hay que ocultar, un secreto de cada mujer. Todos los productos de gestión menstrual que el mercado nos ofrece están destinados a ocultarla. Tenemos muy poca información acerca de nuestro ciclo menstrual. Muchas veces no sabemos cuál es el proceso que vive nuestro cuerpo durante el ciclo y eso hace que nos sea difícil de transitarlo y tomar decisiones conscientes.
La menstruación es parte de la vida, por lo cual no debería ser un asunto privado que tenemos que guardar en secreto. El patriarcado quiere que lo mantengamos en silencio, como tantos otros temas. Y ese silencio desemboca, por ejemplo, en que no se desarrollen estudios sobre el tema en el campo de la ciencia y que el estado no se encargue de generar políticas públicas orientadas a la población menstruante.
¿Qué tiene que ver el estado con nuestra menstruación?
Consideramos que los productos de gestión menstrual son bienes esenciales y que son un derecho en términos de acceso a la salud. Muchas veces, cuando no tenemos el dinero necesario para comprar los productos adecuados utilizamos otros que nos pueden traer dificultades de diversa índole.
No tener los recursos para poder comprar productos de gestión menstrual nos deja en desventaja. Incluso tener dinero y tener que destinarlo a esa compra, también acentúa la brecha de la desigualdad. Acceder a estos productos no es opcional para nosotras.
¿Alguna vez tuviste que faltar al trabajo o a la escuela porque no tenías toallitas? ¿Oímos que dentro de las necesidades básicas entren productos de gestión menstrual?
Muchas organizaciones a nivel internacional reclaman la provisión gratuita de los productos de gestión menstrual, y la quita el IVA como opciones posibles para revertir esta desigualdad.
Desde la Consejería de Género Las Kiwichas nos preguntamos sobre el tema de la menstruación desde diferentes ángulos. Por un lado, nos parece importante generar espacios donde podamos reflexionar sobre las experiencias singulares en torno a la menstruación. En el marco de nuestro Club de Lectura Feminista participamos de una charla que nos brindó Yael Dezi donde pudimos ampliar información y compartir nuestros saberes (Podés encontrar un fragmento de la Charla en nuestras redes: Facebook, Instagram y YouTube). Por otro lado, como feministas apostamos a la organización colectiva. Es por ello que nos ocupamos de formarnos con otras organizaciones, como Economía Femini(s)ta, para planear acciones articuladas.
Pensando en el compromiso que sostenemos en nuestra comunidad queremos compartirles información sobre el proyecto de ordenanza que presentamos al H.C.D en el mes de junio 2020: Derecho al Acceso Igualitario de la Gestión Menstrual.
¿De qué se trata nuestra propuesta?
Queremos avanzar sobre el logro de la igualdad de género en el derecho a la salud, considerando que la mitad de la población es menstruante, y la imposibilidad que tenemos muchas de acceder a los productos necesarios (toallitas, tampones, copitas, etc.). Sabemos que esta necesidad básica insatisfecha se traduce en casos de ausentismo escolar y diversas problemáticas de salud. Por ello, le pedimos al estado municipal que inicie un proceso de visibilización de la menstruación para poder tratarla de forma integral.
¿A quién está destinado?
A mujeres, niñas, trans, no binaries desde la menarquía hasta la menopausia. El registro de la demanda será confidencial.
Reconocer este derecho nos posibilita entenderlo como necesidad básica pidiendo que la entrega de los mismos sea una responsabilidad del estado y podamos acceder a ellos de manera gratuita.
Fomentar y sostener espacios de intercambio de experiencias, permite repensarnxs colectivamente desde nuestra singularidad. Cuestionar la valoración instalada por el patriarcado acerca de la menstruación, es un paso importante para conectarse con el cuerpo y conocer lo que sucede durante el ciclo menstrual en cada situación en particular y para vivir sin las presiones que nos impone un sistema que se encargó de “normalizar” a través de construcciones sociales, modos de vida y sentires, enajenando y explotando a la humanidad en general, teniendo un énfasis mayor en lo que respecta a las mujeres e identidades disidentes.
