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El paisaje en el arte

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Meindert Hobbema, La Avenida Middleharnis, 1689

El paisaje, como tema en las pinturas, es uno de los principales medios por los cuales los artistas expresan su encanto por el mundo, se convirtió en parte de movimientos pictóricos tan reconocidos como el impresionismo.

Los primitivos no representaban los paisajes, junglas y bosques encerraban lo desconocido, para ellos las escenas de caza y las batallas eran lo que tenía sentido pintar. El paisaje fue introducido en el arte cuando las personas comenzaron a percibir que podían tener algún tipo de control sobre la naturaleza. Por un largo tiempo, fue el fondo de muchas obras y no el tema principal.

La naturaleza comenzó a aparecer como objetos especiales, por ejemplo, en Egipto las pinturas en las paredes mostraban plantas de papiro del Nilo, cada una de ellas bien delineadas. El agua se simbolizaba como una serie de líneas ondulantes. Lo que siguió fue una representación muy básica de los entornos naturales, aunque se sabe que los griegos ya tenían la noción de espacio y en la representación de la Odisea ya se ve aparecer horizonte y las rocas ubicadas en perspectiva.

Al final de la Edad Media, la naturaleza comenzó a ser realmente considerada. Así es como pueden verse los cambios en las estaciones del año en el “Libro de las horas” que se encuentra en el museo Conde de Chantilly. Es un calendario y se puede observar, por ejemplo, una alegre cabalgata en el mes de mayo, a través de un campo verde y entre flores primaverales.

Como fondo de las composiciones, los pintores flamencos e italianos ofrecieron trabajos fascinantes, con detalles de viviendas lejanas, pequeños pueblos y ríos serpenteantes. Luego, en obras como “El primer censo en Bethlehem” de P. Brueghel aparecen árboles secos en medio de paisajes cubiertos de nieve espesa que le dan significado expresivo al frio de la calle.

Las primeras pinturas donde el paisaje ocupó el lugar principal fue la de artistas viajeros de Europa cuyos ojos se abrieron a escenas que no le eran familiares y lugares de interés.

Más avanzado el Siglo XVII, artistas como P. Bril y A. Elsheimer produjeron trabajos donde el paisaje era el protagonista.

Por su parte, Claude de Lorraine fue el primero en mostrar cielos radiantes y espaciosos bañando la naturaleza con su brillo. Las puestas de sol fueron sus favoritos, es fácil imaginarse por qué.

El sol contra los buques, las olas con luz dorada o destellos en los árboles. En sus dibujos de los relieves alrededor de Roma utilizaba líneas de tinta y colores cálidos.

En su obra, un árbol, tenía delineadas en detalle las hojas y las ramas, y también podía mostrar el follaje tupido como una masa única resaltada por las luces y sombras que recibía.

En la misma época, Rubens nos regaló las vistas de los alrededores de su propia casa, “Castillo de Steen”. Si bien es una vista panorámica, puso gran atención a los detalles. Supo manejar el espacio y las distancias, además puede verse el reflejo en las ventanas de la casa, un cazador de perdices y la actividad del lugar. Les dio un lugar preponderante a la luz y el espacio.

Los pintores holandeses deleitaban con la pulcritud de las composiciones. La obra maestra de. Hobbema “La Avenida en Middekharnis”, es una hilera de árboles que llevan a la vista dentro de la obra y a las huertas.

Las llanuras y los horizontes lejanos les dieron una excusa a los artistas para trabajar en cielos extensos, nubes iluminadas de variadas formas. Esto puede verse en P. Koninck y J. van Ruysdael.

En gran número de dibujos de Rembrandt se ve su encanto por los canales, molinos de viento y pequeños grupos de árboles.

En el Siglo XVIII artistas británicos crearon la escuela Norwich fue un grupo local de artistas de Norfolk. Una de sus obras más conocidas de John Crome es “Mousehold Heath”, se ve un pastor con su perro y algunas ovejas en un suelo de pastos crecidos. Creó una sensación de espacio amplio por el diseño que escogió el artista aprovechando la ubicación relativa de los personajes para dar impacto visual.

El surgimiento de la acuarela para pintar paisajes marcó una tendencia. Al final del Siglo XVIII, se hacían trabajos de este tipo a pedido, muchos de ellos se usaban en ilustraciones para libros. Los pintores llevaban su equipo portátil de acuarelas cuando viajaban. Algunos acompañaban a personas ricas para retratar sus viajes, la habilidad y buen gusto de los artistas eran valorados para conservar las memorias de los lugares visitados.

No puedo dejar de mencionar a Constable y Turner quienes capturaron los efectos transitorios que tiene el movimiento de la luz solar sobre la naturaleza y crearon atmosferas especiales utilizando la pincelada cortada dando frescura a las obras. Luego, como evolución natural, los artistas franceses como Monet y Cezanne dieron nacimiento al impresionismo.

Este movimiento dejo atrás los detalles, pintaban el conjunto visual a grandes rasgos con pinceladas de colores para resaltar la influencia de la luz en el entorno.

Para finalizar, el postimpresionista y expresionista, Vincent van Gogh mostró sus sentimientos sobre lo que los paisajes que lo rodeaban con una maestría memorable “Nada más necesito abrir los ojos y ver lo que tengo delante…Era romántico…el sol se derramaba, sus rayos amarillentos muy por encima de los arbustos…”

Salimos un rato a pasear por el arte de la vida en la naturaleza.  Lo invito a imaginar el lugar que más le guste y así podrá entender el sentimiento de satisfacción, que experimentaban aquellos artistas del paisaje.

Guillermina Stevens

guillerminastevens@gmail.com