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Realizaron trabajos en todas sus calles

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La Barraca es el último barrio de la planta urbana, pero no por su lejanía (también lo es) sino por su conformación, ya que la inmensa mayoría de sus viviendas fueron construidas en los últimos años en terrenos  cedidos por el gobierno anterior.

Lo cierto es que, donde hasta hace algo menos de una década había una emblemática cancha de fútbol que fue una tradición de los sábados por la tarde durante medio siglo, hoy se levanta un barrio con más de sesenta familias instaladas.

En varias oportunidades los vecinos se habían hecho escuchar reclamando mejoras y servicios, especialmente iluminación y accesos, ya que hay más de diez cuadras hasta el pavimento y en tiempos de lluvias era imposible salir o ingresar por varios días.

En principio, con el trabajo de las cooperativas coordinadas por el entonces secretario de desarrollo social, Cristian Alonso,  se hizo una vereda formada por dos cordones y piedra partida que no era la solución definitiva, pero ayudaba, al menos en los primeras cuadras porque la obra quedó inconclusa a unos trescientos metros del Club Las Heras.

Otro de los reclamos estuvo relacionado con las inundaciones que se registraban cuando las lluvias superaban la media. En algún momento se plantearon diferentes hipótesis e, inclusive, se labraron infracciones contra un productor rural a quien se le imputó la obstrucción de un puente, denuncia que fue desestimada.

Lo cierto es que la falta de desagües y obras de infraestructura, más las tierras bajas (allí funcionó un horno de ladrillos a comienzos del siglo pasado) conspiraban contra el escurrimiento de las aguas y afectaban a los vecinos.

En su momento, dirigentes del actual gobierno municipal habían estado con ellos en campaña y habían prometido estas obras que eran reclamadas con insistencia.

Los trabajos realizados en el Barrio Merynir y Procasa incrementaron la ansiedad y las lluvias de julio volvieron a poner el tema en consideración de los vecinos.

Finalmente hace un par de semanas aparecieron las máquinas de la Municipalidad y realizaron el trabajo largamente reclamado.

En primer lugar se abrieron y limpiaron las zanjas, se cambiaron alcantarillas y se abovedaron las calles, para terminar con un enripiado de 9 de Julio, frente al Club Las Heras y luego Estrada, desde éste al propio barrio y el camino vecinal hasta el final de la urbanización, además de las calles internas que no tienen nombre, sino número para su identificación.003“Lo bueno es que se hizo un trabajo completo, porque hasta se sacaron restos de árboles que hacían que las calles internas debieran esquivarlos y los zanjeos quedaran inconclusos. Vuelvo de trabajar a la madrugada y era un peligro venir en la moto hasta acá, por lo que la tenía que dejar en el pueblo y volver a casa caminando”, explicó un vecino que destacó el trabajos de máquinas y personal que terminaron su labor el sábado anterior por la tarde.

Las lluvias del último fin de semana no causaron mayores inconvenientes. Habrá que ver qué ocurre cuando éstas sean más intensas, aunque los trabajos de zanjeo y alcantarillado permiten suponer que la situación no variará.